Las personas por lo general tendemos a resistir a lo nuevo, cuando algo es distinto y desconocido a lo que estamos acostumbrados surgen pensamientos y comportamientos diversos. Lo novedoso en ocasiones es entendido como algo mejor aunque la mayoría de las veces es tomado con miedo, recelo y renuencia ya que conocer, aprender y utilizar nuevos códigos y nuevas tecnologías requiere de esfuerzo.
Con los cambios que ha habido en la humanidad, el surgimiento de internet y los avances en terreno digital, hemos podido ver la negación y la aversión que se genera debido a la desconfianza, el miedo y la ansiedad por ver complejidad y desafío en algo nuevo.
Las nuevas tecnologías van ingresando a nuestras vidas con mayor o menor alcance. Internet, el correo electrónico y los smartphones generaron un cierto rechazo en el momento de su aparición, incluso en la actualidad todavía hay personas que se rehúsan a manejar Internet y dispositivos electrónicos.
Salirse de lo que se viene haciendo cuesta, y les cuesta un poco más a las personas mayores. Algunas son reacias debido al miedo que les provoca el cambio y al hecho de ver que algo material tenga tanto poder y que eso no provenga de una persona. Otras por miedo a correr riesgos, equivocarse, romper o perder algo no se arriesgan.
La revolución digital que comenzó con la tecnología blockchain, el nacimiento del Bitcoin y el auge de las criptomonedas marcaron el camino por el que empezaron a transitar las relaciones sociales, el mundo de las finanzas y las nuevas formas de ahorro e inversión entre otros sectores.
Términos en inglés que se hacen populares, actividades antes no desarrolladas, el avivamiento de intereses por determinados ámbitos, las nuevas formas de realizar transacciones con dinero e información y el aumento de la preocupación por la seguridad en internet dieron lugar a nuevas tendencias.
La tan conocida “zona de confort” pareciera entrar en escena ante el surgimiento de nuevas aplicaciones y plataformas digitales puesto que muchas veces vencer los miedos, el desconocimiento o la negación frente a lo nuevo e incierto son los mayores obstáculos que se presentan.
El mantenimiento del statu quo, la explicación basada en el “porque así se hacen las cosas” y la defensa de lo tradicional y las costumbres, muchas veces atentan contra las nuevas oportunidades que están surgiendo en la actualidad.
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